…Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y
mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoque…
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoque…
Auden
En el Museo San Telmo Donosti |
Me ha costado mucho escribir este
post. Es el último sobre la intensa y plena vida de Txus. Lo he iniciado muchas
veces y lo he dejado. Es como si llegar al término del relato de su vida
represente otra gran perdida. Sé que es absurdo, sé que ya no está conmigo, pero
contar su vida me ha permitido prolongarla, disfrutar algunos meses más de su
presencia, compartir con la evocación y el recuerdo más momentos con él. Sé que
este cierre no será el definitivo y sé también que como decía François Mauriac “La muerte no nos
roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el
recuerdo…”
Muchas
veces he sentido que este cúmulo hilvanado de palabras nunca logrará expresar cabalmente
su vida, nunca hará que los que lo lean lo preserven en su memoria, nunca será más
que un intento fallido por condensar en
algunas entradas a un ser humano maravilloso, por organizar mediante la
limitada posibilidad de las palabras ese montón de espejos rotos, de formas
inconstante, de memoria que según Borges nos convierte en lo que somos. He tratado de armar el rompecabezas de la vida
de Txus y hoy colocó las últimas piezas.
Los
últimos años de Txus, no fueron muy diferentes a los que le precedieron, solo
que ahora su fortaleza física y su actividad constante se vieron limitados por
los estragos y el deterioro normal del paso del tiempo. A esta condición
natural se sumó una caída que lo obligó a caminar en bastones hasta casi el
final de su vida. Esta incapacidad de movilizarse libremente le obligó a cerrar
“El Amigo del Libro” definitivamente. El cerrar el lugar que tantas
satisfacciones le había dado lo entristeció momentáneamente, pero si algo había
aprendido a lo largo de su vida es que todo es efímero.
Su
limitación física no nos impedía viajar y cada año visitamos a nuestra hija
y a su familia en el país vasco. La preparación
del viaje nos ayudaba a evadirnos de la situación, cada vez peor, de Venezuela,
su tiempo transcurría buscando libros para llevarle a Nerea en el próximo viaje,
cuentos de su infancia, literatura sobre Venezuela y Caracas, en fin todo lo
que considerará interesante para la niña o su pareja. Algunas mañanas íbamos al
Club y se bañaba en la piscina, ya sin brazadas de nadador experto, pero si con
la alegría y el relax que siempre sintió dentro del agua.
Plaza Unamuno Bilbao |
En
estos momentos de auténtica limitación física, lo que más lo ayudo a
sobrellevarla fue su pasión por la lectura y la vejez generosa le permitía,
gracias a una miopía que lo acompaño casi toda su vida, poder leer sin lentes. Leía
al acostarse, al levantarse, mientras me esperaba en cualquier diligencia que
me acompañaba, en las piscina... Semanalmente íbamos al centro comercial, donde
esta la única gran librería de Acarigua, a comprar libros. Entraba solo, mientras yo paseaba o compraba,
y al volver de mis correrías siempre me detenía a contemplarlo, extasiado
frente a las estanterías, revisando libros o sujetando los tres o cuatro que quería
comprar debajo de su brazo. Al salir de la librería nos sentábamos en un banco
y empezaba a mostrarme entusiasmado los tesoros que había comprado, siempre había
uno para mí. Durante toda su vida
compartir lecturas y libros con la gente que quería era su auténtico placer. Ver
su cara al describir lo que había adquirido, ver como se regodeaba en el autor, en las críticas que había leído, era
un deleite, siempre te lograba trasmitir su entusiasmo por el libro, por la
lectura y por la vida.
Cuando
íbamos de viaje siempre nos pedía que lo dejáramos ir solo a comprar libros,
mientras nosotras, paseábamos o comprábamos. Nunca llegó puntual a la cita del
reencuentro, al entrar en la Casa del Libro, La Central o FNAC se le detenía el tiempo recorriendo sus
pasillos, revisando o leyendo sus libros en los mullidos sillones o buscando
con su olfato entrenado algún tema que le interesaba, una obra o algún
autor particular. Para Nere y para mí
las librerías, los libros, las ferias de libros… serán siempre un sinónimo de
Chicho.
diversos momentos y una de las librerías de Madrid que siempre visitaba |
Algo
que lo lleno de alegría fue ver a nuestra hija madurar, personal y
profesionalmente, verla conformar una pareja, asumir responsabilidades. Después
de estar o hablar con ella dedicaba unos minutos a comentar, a saborear con re
gustico el enorme amor que sentía por ella y la felicidad que siempre le había
dado. Cuando regresábamos a Venezuela se desvivía por consolarme y consolarse
hablando de las ventajas de que se hubiera ido y de lo poco o nada que ofrecía
este país para los jóvenes.
Despedida en Barajas |
El
acontecimiento positivo más relevante de su último año fue asistir a la boda de
Nere y sentirse plenamente satisfecho en su rol como padre. Ver como esa niña
que arrullo con cuentos desde que nació, que llevó al cine, al teatro, a
museos, que acompañó a los primeros días de colegio, a todos los actos
culturales, a todas sus graduaciones, a todos sus logros, que consoló en sus
tristezas, en sus llantos, que ayudó a mitigar los miedos nocturnos se había
convertido en una mujer que asumía su vida de adulto con una sonrisa en el
rostro, con un gran equilibrio emocional, consciente de sus responsabilidades y
sobretodo con claridad sobre lo que quería
y esperaba de la vida.
boda de Nerea |
Llegamos
en septiembre de un viaje cargado de muchas emociones, de cambios trascendentes
y continuamos con nuestra vida. una vida
agradable dentro de las circunstancias que solo opacó la muerte de mi papá dos
años antes y su fatídica y ultima caída el 31 de diciembre.
A
Txus le afecto mucho la muerte de mi papá, mi familia era su única familia en Venezuela y la
pérdida de mi papá, un hombre contemporáneo con él, le hizo pensar y reflexionar
sobre la muerte, desde ese momento la vio como una posibilidad real que no tardaría
en llegar. Digo esto porque muchas veces
me comentaba sobre momentos felices, sobre situaciones concretas, y si bien él
era un narrador nato, su forma de rememorar se parecía más a un recuento que al
simple relato de una situación. Era como si estuviera haciendo un balance de su
vida y siempre concluía que a pesar de su infancia terrible se consideraba un hombre
dichoso, feliz y que esta sensación de bienestar era por nosotras, por Nerea y
por mí, las personas que más quería y las que más lo habían querido.
Llego
diciembre, las cenas familiares, la entrega de regalos, que en el caso de Txus
eran siempre libros, y su caída.
Se
cayó en las primeras horas del 1 de enero de 2016. Nos dimos cuenta
inmediatamente que se había partido la clavícula y temprano en la mañana fuimos
a la clínica, le hicieron las radiografías que confirmaron el diagnostico, le
inmovilizaron el brazo y teníamos que regresar en un mes para ver si había
soldado, una operación podía ser peligrosa por su edad. Transcurrió el mes,
entre lecturas y saliendo al patio en silla de ruedas, ya no podía movilizarse
por sí mismo. Durante las primeras semanas mantuvo su optimismo, leía, comía
bien, disfrutamos la toma de posesión de la nueva asamblea nacional, en fin la
vida de siempre con un mayor grado de limitaciones. Me pedía que le llevara los
bastones para poder caminar y yo lo complacía, pero no podía sostenerse con una
sola mano, intentó con la andadera y tampoco podía mantenerse. Después de un
mes encerrado en la casa, conmigo, sus libros y alguna visita eventual, el 3 de
febrero salimos a la clínica y el médico nos informó que no se había soldado
nada, desde este momento el estado de ánimo de Txus desmejoró enormemente y
poco a poco se fue apagando. No quería hablar
con nadie, solo conmigo y con Nerea. Dormía mal, sobresaltado, inquieto, yo
tomaba su mano entre las mías y la aferraba fuertemente hasta que se quedaba
dormido. Hacia un esfuerzo gigantesco
para complacerme, lo llevaba al patio con libros, periódicos y le ponía música en
euskera y coros vascos que siempre le deleitaron, pero poco a poco fue
perdiendo toda alegría, las ganas de comer, no quería ni oír hablar de
operarse, ni de volver al medico, pero lo que me alerto más fue su falta de interés
por la lectura, no prestaba atención a los periódicos o a los libros, se
sentaba en el patio con los ojos cerrados, sintiendo los rayitos de sol que pasaban
entre las plantas.
El
día que murió había hablado con Nerea y converso con mi hermana animadamente
cuando vino a visitarlo. En la tardecita preparé su cena, la lleve al cuarto y
la coloqué sobre la mesita. De pronto me comento que no podía respirar, yo baje
todo y lo abrace, diciéndole “no te angusties, quédate tranquilo para que se
pase”, él abrazado a mí, casi sin poder respirar, besaba mi mejilla, con un
besito quedo, apenas perceptible y de pronto dejo de respirar…
última foto de Txus |
Murió
tranquilo, sin miedo, su muerte fue tan apacible como fue su vida.
Qué orgullo sería para él leer un blog. Transmites tanto amor con tus palabras... De seguro estará animándote desde algún lugar para que sigas plasmando tus pensamientos de forma tan sutil.
ResponderEliminarMuchos besos desde tu isla bonita.
Maite
Leer tu blog quería decir
EliminarMuchas gracias por este blog y por haber compartido una vida plena con mi tio. Mi más sincero pésame desde Bilbao y seguro que alla donde este, el seguirá luchando y buscando el hacer felices a aquellos a los que quiere.
ResponderEliminarMe ha emocionado mucho y aunque lejanamente me ha hecho sentirme parte de una preciosa historia. No me recordarás pero nos conocimos en una de vuestras visitas a Bilbao siendo yo aun niño.
Juanma, nieto de José Antonio Dolara Larrauri
gracias Juanma, los recuerdo saludos a la familia
EliminarHermoso, es un relato lleno de mucho amor y paz, es una verdadera historia de Amor
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAna, hoy lo he vuelto a leer, es tan intenso...me lleva a grandes recuerdos de nuestra juventud y sobre todo de Txus quien sin lugar a dudas nos hizo creer y tener fe en un mundo mejor... y es la vida que él construyó nuestro inolvidable Txus
ResponderEliminarNuevamente me parece hermosísimo tu relato. Un relato de un verdadero amor. Un amor que nunca terminará
ResponderEliminarPalabras llenas de amor, complaciecia, disfrute, firmesa y aceptación. Muy hermoso amiga.
Un abrazo.
Hermoso escrito!! Presenta una vivencia amorosa, cálida, de compenetración y apoyo para el ser querido, que se siente que aún vive en las huellas que dejó...Qué bien haber compartido tan buenos momentos y qué bonito transmitirlos de esta manera...Siento que te acompaño con agrado en esta experiencia..Abrazo!!
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