portada de 7 días del 26 de agosto de 2007 |
Este post no tiene nada que ver con lo que he publicado hasta el momento, simplemente recoge la entrevista en El Nacional que le hizo Albinson Linares y que quiero compartir con ustedes para que vean la calidad y calidez de Txus y de su importante labor en esta ciudad.
a continuación comparto el texto del articulo
El vasco que comparte su amor
por los libros
"Yo sí hago la revolución,
porque creo cultura" Jesús Dolara es el dueño de El amigo del libro,
peculiar establecimiento de Acarigua, donde los ciudadanos pueden alquilar a
precios "filantrópicos" libros de interés general y raros volúmenes
de las más diversas áreas del saber
Hace unos minutos,
gruesos goterones se precipitaron sobre las calles de Acarigua, arrancándole al
asfalto su alma de vapor caliente. Los árboles umbrosos de la plaza Andrés Eloy
Blanco se alzan con rebeldía ante el cielo gris. Al fondo, el liceo Páez ofrece
su mole cuadrada que brilla bajo el tímido sol de este agosto llanero repleto
de lluvia. Esta es la vista que se tiene desde El amigo del libro, recinto de
modestas proporciones donde el sabio vasco Jesús Dolara ofrece a la comunidad
todo el conocimiento que albergan los lomos de más de 10.000 volúmenes. Desde
hace 13 años, esta peculiar biblioteca ofrece un servicio inédito en la
Venezuela de estos tiempos: el alquiler de libros. Reclinado en el largo mesón
donde los estudiantes suelen investigar, Jesús Dolara juguetea con su barba
cana mientras se sumerge en los recuerdos. Rememora una España que en 1934
vivía el efímero ensayo de la democracia republicana: "Cuando tenía seis
años, cerca de donde vivía, en la ciudad de Bilbao, había una viejita que tenía
una venta de cómics en un zaguán. Había unos cinco o seis banquitos pequeños;
allí los niños nos sentábamos, y nos alquilaban la lectura de los cómics.
Recuerdo que me leí todo Flash Gordon. Cuando crecí, luego de la Guerra Civil,
también le alquilaba novelas a una señora en otro zaguán". Hombre de
variados intereses que recuerdan a los eruditos renacentistas, Dolara ha
cultivado a lo largo de sus 79 años de edad el amor por el conocimiento.
Ingeniero de profesión, padece los rigores de una pasión donde el saber científico
y humanístico forjaron el tierno maridaje evidenciado en su colección de libros
dedicados a las ciencias puras, Historia, Filosofía, Economía, Política y
Literatura: "En un principio, adoraba los libros; eran un fetiche. No sólo
eran mi alimento cultural, sino que también eran mis dioses. Cuando se me
rompía uno, era una tragedia. Ahorita gozo cuando veo que mis libros se están
estropeando por el uso. Cuando me jubilé y vinimos para acá, llegué a la
conclusión de que debía compartir esa cosa sagrada con los demás. Por otra
parte, los libros se estaban poniendo bastante caros y a mucha gente se le
hacía difícil comprarlos". Voluminosas enciclopedias, ediciones antiguas
de sellos como Emecé, Sur, Alfaguara y Planeta, textos divulgativos de secundaria
y primaria, además de una hemeroteca con carpetas de noticias clasificadas por
temas, que contiene ejemplares de la Revista Nacional de Cultura, Zona Franca,
Nuevo Sur y las colecciones completas de las revistas Imagen y Cal, están al
alcance del público que puede consultarlos o alquilarlos en El amigo del libro.
La bella empresa inútil. La naturaleza de este establecimiento se aleja del
lucro, insertándose en las raíces de la filantropía, cuando hablamos de
precios: "Mi 'modus operandi' -dice jocosamente el dueño- es que a la
persona interesada en alquilar le pido un depósito del valor estimado del
libro. Si está de acuerdo, me lo deja y le doy un recibo. Cuando me regresan el
libro, le devuelvo el depósito que me hizo y le cobro un alquiler muy módico:
como de 300 bolos a la semana". Reza con desvergüenza la conseja popular
que "no se sabe quién es más idiota: quien presta un libro o quien lo
devuelve". Pues bien, la experiencia de Dolara, luego de más de una década
de trabajo con el público, habla muy bien de los llaneros: "Es curioso.
Creo que eso responde a la estructura de carácter nacional. La gente es
honrada, pero incumplidora. Si le dejo a alguien un libro y le encarezco que me
lo devuelva, ellos me juran que lo traen mañana; cuando me lo dicen no mienten,
pero nunca lo entregan al día siguiente. En 70% de los casos lo devuelven 15
días o un mes después, por eso los alquilo". La fama del estudioso que
alquila sus raros libros ha traspasado las fronteras de Acarigua, por lo que
eventualmente se reciben visitas de otros estados: "Muchas personas
prefieren venir acá que consultar en Internet. Viene gente de San Carlos,
Barquisimeto y hasta de Guanare. Yo dejo que les saquen copia y, en la medida
de lo posible, les colaboro. Muchas veces me han planteado que les haga algún
trabajo y no estoy dispuesto. A estas alturas de mi vida ya soy un poco mayor
para ser corrupto", asevera con rigor. El gobierno regional nunca le ha
ofrecido aportes para esta iniciativa privada que, como es obvio, el único
lucro que reporta es la alegría por la transmisión del saber: "Nadie ha
venido a hacerlo y yo no he querido pedir. Si me hubieran ofrecido ayuda sin
exigirme condiciones o compromisos políticos, la hubiese aceptado. A fin de
cuentas, esto me cuesta plata que no tengo, pero a mi edad me cuesta transigir
con lo que está pasando en el país. Si no lo he hecho hasta ahorita, y he
vivido guerras y dos dictaduras, pues me resultaría muy difícil, me sentiría
muy mal", comenta con un gesto cansino. Acerca del proceso de refundación
política liderado por el presidente Chávez, Jesús Dolara vierte sus
consideraciones, fruto de la experiencia: "No hay posibilidad de
revolución sin cultura y sin desarrollo. La riqueza de la lengua, por ejemplo,
muestra el desarrollo de un país y un país con una lengua pobre, como éste, es
un país pobre. En ese aspecto, sí tengo una participación social. Yo sí hago la
revolución, porque creo cultura". El afán por lo justo. Tras el aire
frágil que desprende por su edad, se encuentran el aplomo y las firmes convicciones
políticas de un hombre que combatió en la clandestinidad y luego, desde 1955,
en el exilio venezolano, la dictadura de Francisco Franco Bahamonde. Durante
muchos años militó en Acción Nacionalista Vasca y, cuando el dictador falleció
en 1975, la nostalgia por la segunda patria pudo más: "Como no logramos
matarlo o tumbarlo, se nos murió el hombre. Entonces, los vinculados al partido
teníamos que tomar una decisión: o regresar o quedarse. Ya no tenía sentido
trabajar desde el exterior en una actividad clandestina. El objetivo de los
partidos políticos era llegar al poder de manera democrática. Entonces, algunos
de mis compañeros regresaron y yo decidí quedarme". Por ese tiempo, al
margen de sus actividades como funcionario en el Ministerio de Obras Públicas,
decidió incorporarse como activista de una organización internacional cuya
naturaleza respondía a los valores defendidos por el estudioso: "En 1975,
un grupo de amigos formamos Amnistía Internacional en Venezuela, porque
teníamos noticias de esa organización que había trabajado por presos y
exiliados políticos españoles en la época de Franco. Nos comunicamos con la
secretaría de Amnistía Internacional en Londres y decidieron que éramos gente
apropiada, con suficiente experiencia política. Fue entonces cuando empezamos a
trabajar". Fue el comienzo de una fructífera carrera en la organización,
que lo llevó a ocupar diversos cargos como el de tesorero, coordinador y,
finalmente, secretario general de la Sección Venezuela de Amnistía Internacional.
Desde su retiro llanero, "el amigo de los libros" se muestra
optimista por la presencia de las personas que diariamente recurren a él en
búsqueda de conocimiento: "Aunque no abundan, sigue existiendo gente a la
que le gusta la lectura. Muchas veces vienen buscando libros que no tengo; esos
de autoayuda que están de moda, pero que a mí me dan alergia. De todas maneras
siempre trato de orientarlos y decirles que es bueno que lean. Siempre es bueno
que lean algo, aunque sea Paulo Coelho, ¿verdad?".
Después de publicada esta entrevista el teléfono no paraba de sonar, muchas personas nos llamaban para donar libros y para felicitar a Txus por tan loable labor. Uno de los reconocimientos que mas le emocionó fue el que publicó Adriano González León, al cual llamó para agradecer personalmente por tan bello articulo,
Aquí el maravilloso texto de Adriano.
Acarigua siempre fue en mis recuerdos unas calles solitarias, un sol que
silbaba sobre las piedras y unas aves en bandada que le dieron el nombre a la
tierra, porque se decía en lengua nativa que era la región de las gaviotas. A
éstas se podrían mezclar las garzas, apareciendo y desapareciendo en un enorme
cielo azul. Me quedó un sentido de tristeza, mezclado con el polvillo de los
aserraderos y el saber que estábamos en camino hacia el santuario de Guanare,
porque mi madre quería pedirle a la virgen que yo creciera. No se hizo el
milagro, pero me quedaron los ecos de los himnos que cantaban los peregrinos y una
cierta tristeza que nunca volví a ver. De ambos pueblos procede también mi
amistad con Coromoto Landaeta y Alexis Márquez Rodríguez. Ahora se aglomeran
los recuerdos y Acarigua crece con el más espectacular de los sucesos, quizás
único en el mundo. Un vasco, antiguo combatiente
contra el franquismo, hizo suyo este paisaje. Y produjo una prodigiosa
invención. Jesús Dolara creó un lugar llamado El amigo del libro. No se trata
de una biblioteca, ni de una librería.
Se trata de un centro especial donde se alquilan libros por un módico precio, según plazos establecidos y el cuidado debido. El lugar es visitado por gentes de los sitios vecinos, y los visitantes se sientan en un mesón donde realizan sus escogencias y promueven las tertulias. Es un verdadero centro cultural, bastante lejos de esos reductos inventados por funcionarios rencorosos y, quizás, a medias alfabetizados. Este se trata de un lugar respetable, donde no se entregan libros de ayuda ni se promueve el facilismo. Los textos ofrecidos en alquiler provienen de editoriales como
Alfagura, Sur, Emecé o Planeta. Se cuenta con dos colecciones completas de las revistas Imagen y Cal. Quizás, dentro de la campaña por la lectura, este sea uno de los mejores ejemplos, al lado de las Bibliomulas del Valle del Momboy, en el estado Trujillo. El amigo del libro, que así se llama el establecimiento, posee más de 10.000 ejemplares. Jesús Dolara confiesa en un reportaje que le agrada que los libros se están estropeando.
Se trata de un centro especial donde se alquilan libros por un módico precio, según plazos establecidos y el cuidado debido. El lugar es visitado por gentes de los sitios vecinos, y los visitantes se sientan en un mesón donde realizan sus escogencias y promueven las tertulias. Es un verdadero centro cultural, bastante lejos de esos reductos inventados por funcionarios rencorosos y, quizás, a medias alfabetizados. Este se trata de un lugar respetable, donde no se entregan libros de ayuda ni se promueve el facilismo. Los textos ofrecidos en alquiler provienen de editoriales como
Alfagura, Sur, Emecé o Planeta. Se cuenta con dos colecciones completas de las revistas Imagen y Cal. Quizás, dentro de la campaña por la lectura, este sea uno de los mejores ejemplos, al lado de las Bibliomulas del Valle del Momboy, en el estado Trujillo. El amigo del libro, que así se llama el establecimiento, posee más de 10.000 ejemplares. Jesús Dolara confiesa en un reportaje que le agrada que los libros se están estropeando.
Eso implica que la gente se ha metido de lleno en la lectura. Y además
ya se dispone de mecanismos de empaste y restauración.En medio de esos recuerdos de tristeza que me
embargaban, ha soplado un viento grato y ligero en la región llanera
centroccidental de Venezuela.Ahora pueden sonar de nuevo las canciones de los
promesantes. Creo que ha surgido un milagro superior al que aspiraba mi
madre.
el reconocimiento de la gran labor de Txus con el amigo del libro, no era solo reconocida en la prensa nacional. cada vez que salíamos a la calle o a comer o al centro comercial siempre había alguien que se acercaba a saludarlo,
Contaré una anécdota para que vean la popularidad y lo conocido que era Txus en Acarigua-Araure, Algo en lo que Txus era realmente venezolano era en comerse los semáforos y nunca tener al día el carnet de conducir, pero sobretodo el certificado medico. Un dia yendo al amigo del libro se comió el semáforo como era su costumbre y de repente se dio cuenta que un fiscal de transito estaba en la esquina viendolo y haciéndole gestos de que se parará. Txus trago saliva hacia como dos años que tenia vencido el certificado medico y pensó que la multa seria inminente, pensando en una excusa plausible buscó su billetera en el bolsillo y con ella en la mano espero al fiscal, al llegar y darle las buenas tardes le pregunto que si en El Amigo del Libro tenia un texto sobre química, que su hija estaba buscando para ver si entendía un tema difícil, Inmediatamente Txus le respondió que si y que fuera al negocio que el mismo le explicaría para que entendiera. Ven como todos lo conocían,
Que buenas historias, lamento no haberlo conocido
ResponderEliminarBuenas noches profesora Dolara , siento su profundo dolor aunque son dos añosde su partida a otro estado, no lo sabia ya que en el 2016 estaba en canarias ,llegue en el 2016 en diciembre me fui a chile ya que mi hijo el médico que se fue desesperado de Venezuela me necesitaba . llegué 2017, yo pienso que el ser humano está un determinado tiempo en la tierra unos corto tiempo otros largo tiempo venimos a cumplir una misión y al terminar pasamos a otro plano ya que para mi el espíritu no muere por lo tanto no debemos entristecernos siempre su espíritu nos acompañará.saludos y Dios me la bendiga.
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