Diversos momentos de esa época |
El primer trabajo formal y estable de Txus fue en una marmolería en
Guarenas, pero duró poco tiempo, pues fue contratado por la Mobil Oil de
Venezuela e inmediatamente se trasladó al campo de Anaco en el Edo Anzoátegui.
Para ese momento ya era venezolano. Txus comentaba que sus deseos de
dejar de ser ciudadano del estado español
y el recibimiento que le dio esta tierra hicieron que para 1956
introdujera su solicitud de nacionalización y para mayo de ese mismo año se la
concedieron.
A los 30 años sentía que había
dejado muy atrás los horrores del pasado. Era ciudadano de otro país, podía
luchar abiertamente en contra del franquismo, se sentía enamorado seriamente y tenía un contrato para
trabajar en investigación en un laboratorio petrolero.
casa en el campo de la Mobil |
Vivía en Anaco pero casi todos los fines de semana venía a Caracas por
la carretera de la Costa, única vía en esa época, era un viaje largo y
tortuoso. Los viernes al terminar el trabajo en el laboratorio se montaba en su
carro y acompañado por algún compañero deseoso de salir del campo se dirigía a
Caracas, pasaba todo el sábado disfrutando de las piscina, leyendo, jugando
pelota mano, hablando de política, acompañado de la mujer que dentro de poco
sería su esposa y el domingo en la tarde regresaba. Era una
rutina agotadora, pero para un joven enamorado y deseoso de vivir no
significaba un problema. Nos contaba, entre risas, como una vez que se dirigía
al Centro vasco, ya totalmente venezolanizado, se comió una flecha para ganar
algo de tiempo, con tan mala suerte que en la esquina había un fiscal de
tránsito, que como todos sabemos o hemos vivido en carne propia siempre están a la espera de ganar algo
extra. Lo paró y Txus se detuvo le mostró sus papeles y empezó el consabido
proceso.
- - Ciudadano, cometió una infracción. ¿no vio la
flecha? Y señaló una gran flecha pintada en la calle.
- Usted perdone pero no la vi, proceda oficial
- Ciudadano, esto es gravísimo
- Lo sé, por eso proceda oficial
- Ciudadano, usted se imagina que hubiera venido mi general y usted hubiera estrellado su carro contra el de él, hubiera sido una catástrofe.
- Una total catástrofe, pero ya le he dicho que proceda
- Usted perdone pero no la vi, proceda oficial
- Ciudadano, esto es gravísimo
- Lo sé, por eso proceda oficial
- Ciudadano, usted se imagina que hubiera venido mi general y usted hubiera estrellado su carro contra el de él, hubiera sido una catástrofe.
- Una total catástrofe, pero ya le he dicho que proceda
El fiscal ya un poco desesperanzado,
pero todavía sin perder la esperanza, le pidió la cola a la Av Victoria, al
montarse en el carro le dijo.
- - Lo voy a perdonar por esta vez pero si mi jefe
se entera me quedo sin trabajo y mis hijos no tendrían para comer
- - Muy alejado de mi intención, por eso le digo que
proceda
- - Ciudadano ¿no tendría un bolívar para desayunar?
- - No compadre, estoy limpio
- -. Y ¿un realito?
- . - No tengo nada
- - Y ¿un medio para un refresco?
- - No tengo nada
- . - Déjeme por aquí ciudadano
- .- Gracias oficial
Al alejarse se dio cuenta de que se
había portado de manera sádica frente a la humillación del agente, pero, al mismo
tiempo se dio cuenta que jamás contribuiría a la corrupción. Txus era
totalmente incorruptible, siempre en su larga vida se negó a pagar sobornos o a
dejarse sobornar, era algo que despreciaba y los venezolanos sabemos lo difícil
que es mantenerse integro en este país.
En el campo de la Mobil, tenía el privilegio de vivir en el campamento norte, donde
compartía con los gringos y con los pocos profesionales venezolanos que vivían
en él. En esta zona del campamento,
disfrutaba de cine, grandes almacenes
con productos importados, Casa Club con
piscina y restaurantes y una amplia biblioteca, donde era uno de los pocos que
asistía y retiraba libros.
De su primer contacto con los norteamericanos, no tuvo una buena
impresión, le parecían tipos elementales, que tomaban mucho y que no mostraban
interés por el país donde estaban viviendo. La mayoría eran ingenieros de
Texas, burdos, chauvinista y centrados
exclusivamente en el trabajo, pasaban su tiempo de ocio en el bar hasta
emborracharse, en muchos casos solos, sin ninguna compañía. Esto sorprendía
mucho a Txus, acostumbrado a tomar siempre en cuadrilla con amigos, que
terminaban cantando bilbainadas a todo gañote, muchas veces, sobre las mesas
del bar.
Entre toda esa fauna humana solo se hizo amigo de un ingeniero judío,
de Nueva York, que quería aprender español y que lo acompañaba en sus
recorridos por los alrededores y en ciertas ocasiones a Caracas. Para ejemplificar a sus compañeros siempre
contaba una experiencia que vivió con un
roommate, un tejano rubio y grandote (y al decir
esto estiraba su brazo lo más que podía), que dormía desnudo y que no le
dirigía la palabra. Una noche al llegar de cenar, fue a buscar dinero para
salir y se encontró con que todo el que tenía guardado había desaparecido, sin
mediar palabra, clavo una mirada acusadora en su compañero, que acostado
desnudo en su cama lo observaba indiferente.
A la mañana siguiente estaba trabajando
en el laboratorio y de repente el tejano
irrumpió, acompañado de un traductor, para retarlo a una pelea al salir del
trabajo. Txus pasó un día horrible
pensando que el gigantón acabaría con él de un solo puñetazo, pero
pensando que no podía evadir la pelea, que tenía que enfrentarse, pues quedar
como cobarde era lo último que quería. Al salir del laboratorio, en compañía de
sus compañeros, se dirigió al lugar de la pelea y ahí se encontró al gringo en
short, rodeado de sus amigotes, al ver a Txus se cuadró en posición de
boxeador. Txus como un iluminado empezó a insultarlo a gritos, con
improperios españoles y venezolanos y
después con un gesto de dignidad ofendida abandonó el lugar, al dar la espalda
casi sentía que se abalanzaba contra su cuello, pero el gringo perplejo se
quedó mirando atónito como se alejaba. Ese
día regresó muy tarde a su casa, pensando que el gringo lo estaría esperando. Al
entrar lo vio acostado, dormido y desnudo
como siempre, no durmió en toda la noche, vigilándolo con los ojos
entreabiertos. Al amanecer, lo vio levantarse, recoger sus cosas y salir, el escándalo
que había organizado hizo que lo repatriaran
inmediatamente.
Además de su amigo neoyorquino, también
se hizo muy amigo de un ingeniero andino y con ambos salió a celebrar el sorpréndete
y positivo desenlace de los acontecimientos.
Durante los fines de semana que pasaba en
Caracas combinaba sus citas amorosas, con el deporte y con la política. En esa
época ya se había hecho militante del partido Acción Nacionalista Vasca, partido
de izquierda democrática, republicano y anticlerical, al cual perteneció,
prácticamente, hasta la muerte de
Franco. En este partido canalizó sus inquietudes políticas y luchó por los
principios que toda su vida defendió. Justicia, libertad, tolerancia, igualdad,
derecho a existir de los pueblos y
la defensa y promoción de los DDHH.
Libro que cuenta la historia de Acción Nacionalista Vasca y de la organización en Venezuela |
Estos son los integrantes de Acción Nacionalista Vasca de Caracas, reseñados en el libro |
principios de ANV |
Frente a la dictadura que vivía Venezuela
no fue abiertamente beligerante, pero apoyaba a los demócratas que luchaban por
la democracia y dentro de las discusiones que se realizaban en el Centro Vasco
la situación del país de adopción ocupaba un espacio importante. de sus amigos
venezolanos ninguno simpatizaba con el régimen.
En el año 1957 se casa con su primera
esposa y la compañía les asigna una casa en el campo petrolero, pero casi todos
los fines de semana venían a Caracas a visitar la familia y los amigos. Txus
estaba consiente que para su esposa era duro vivir aislada y separada de su
familia.
El viernes 24 de enero de 1958 emprenden,
como siempre, su viaje a Caracas, acompañados del ingeniero andino y su esposa.
Se habían enterado de golpe militar de la madrugada del 23, pero querían estar
presentes en los acontecimientos que se estaban desarrollando. En la primera
alcabala, de las muchas que encontraron, se sorprendieron de no ver guardias
nacionales, sino civiles armados con machetes y pistolas. Al preguntar qué
pasaba se enteraron que el pueblo democrático en unión de los militares habían
tomado las calles y carreteras de todo el país para impedir desordenes y evitar
que los agentes de la seguridad nacional escaparan. La huida del dictador en la “vaca sagrada”, nombre coloquial que se
daba al avión presidencial, con rumbo a República Dominicana había generado un poco de caos y anarquía y el pueblo demócrata salió a la calle a defender la
tan ansiada y luchada libertad. Esta noticia no les amilano, consientes del
momento histórico que estaban viviendo decidieron, temerariamente, continuar
con su viaje.
La gente en las calles a la caida del dictador |
Por primera vez ante los ojos de Txus se abría la posibilidad real de vivir en libertad, vivir en democracia y pensó que era el momento de dejar la Mobil y mudarse a Caracas donde podría participar y observar los cambios sociales y políticos que se implementarían. Era una oportunidad histórica y única que no quería perderse en el aislamiento del campo y encerrado entre tubos de ensayo, reactivos y básculas.
A los 31 años había vivido una guerra, dos dictaduras y,
ahora se le presentaba la oportunidad de reiniciar otra vez su vida y
vivir en democracia. Dio gracias a
Rómulo Gallegos por escribir Canaima y
ayudarlo a tomar la decisión correcta, se acordó que otra de las
opciones para emigrar, propuesta por un ex director de Auxilio Social, fue
viajar a Santo Domingo. El General Trujillo quería crear una línea limítrofe
habitada exclusivamente por blancos para impedir el avance de los haitianos,
pero le pareció horrible contribuir con esta vergonzosa discriminación racial.
Vivir en democracia era un sueño
largamente acariciado y por fin tendría la oportunidad de hacerlo realidad.
en los siguientes videos podrán ver la caída del General Pérez Jimenes
en los siguientes videos podrán ver la caída del General Pérez Jimenes
y la historia del petroleo en Venezuela
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