La travesía por mar duró 20 días. Días
llenos de expectativas donde soñaba con un futuro mejor. Su llegada a La Guaira la describía como una
explosión de luz y color que auguraba buenos tiempos. La mortecina luz de su Bilbao, casi siempre
oculta por las nubes y el Txirimiri, que combinaba con la oscuridad y sobriedad en la vestimenta de sus
habitantes, se transformó al llegar al trópico en luz brillante, casi
enceguecedora, que al combinarse con los vivos colores que vestía la gente le
parecieron un hermosísimo calidoscopio
brillante y colorido. Sintió que la decisión tomada había sido un acierto
y que el futuro se presentaba lleno de esperanzas.
Acostumbrado a la forma de hablar en el país vasco, le parecía que el acento venezolano, era
suave, cadencioso y cantarino, diferente al castellano que hasta el momento
había escuchado, casi sentía que hablaban otro idioma, al principio no entendía
nada y tardó algún tiempo en habituarse a la forma de hablar. La calidez y el
empleo de palabras cariñosas al responder cualquier pregunta le sedujeron
inmediatamente y se sintió acogido por estos desconocidos de mirada alegre, de
sonrisa fácil que no escatimaban en atenciones. Solo le bastó pisar esta tierra
para enamorarse de ella, para entregarle la mayor parte de su vida.
Por recomendaciones de otro vasco que viajo con ellos, se alojaron en
una pensión en San Bernardino, todavía al pasar por esa calle me señalaba su
primera casa en Venezuela, me hablaba de la sabrosa comida que preparaba la
paisana que regentaba el lugar y de sus peculiares habitantes en donde
resaltaban el argentino buenmocísimo, conquistador empedernido y el vasco
habilidoso y brillante.
De estos primeros amigos, algunos perdurarían a lo largo de toda la
vida y otros solo quedarían en el recuerdo. Pero este grupo inicial conformó
una red de apoyo para los recién llegados que informaba y recomendaba trabajos,
lugares para el disfrute, compañía solidaria pero sobre todo le instruía en la
cultura y costumbres del país. Le hablaron de las arepas, del sancocho y del guayoyo, de “las
negritas” del carnaval, de las prostitutas en Catia, de los cines sin censura,
de la dictadura, de los adecos, de los comunista, de la seguridad nacional…
La llegada a Venezuela fue cercana a los carnavales, fiesta que por
aquel entonces se celebraba con frenesí, y que Txus nunca había celebrado pues
durante el franquismo se borró esta festividad
pagana del calendario. La dueña de la pensión les informó que en la Cervecería
Caracas estaban buscando mesoneros para servir durante las fiestas que todos
los días de carnaval se celebrarían en sus instalaciones, El grupo se dirigió
al lugar e inmediatamente fueron contratados. Al argentino buenmocísimo le
asignaron el rol de recibir a los asistentes, vestido de levita y obsequiarles
a la entrada con una copa de champaña Alexander. Los demás fueron contratados
como mesoneros ganando 5 Bs al día. El grupo se organizó para que cada noche
uno pudiera disfrutar y beber en la fiesta, mientras los otros cubrían su
trabajo. Los días transcurrieron sin inconvenientes, pero la última noche, el
argentino, no solo ofrecía la copa de Alexander, sino que en un gesto de
simpatía tomaba una copa y brindaba con cada uno de los que iban llegando, poco tiempo
después empezaron a escuchar ruidos de cristales que se rompían. Al ver que
pasaba se encontraron al argentino tambaleante que brindaba, bebía y arrojaba al piso
las copas vacías de champaña, entre todos
lo sostuvieron y lo escondieron
en la cocina, donde despertó al día siguiente.
Con el fin del carnaval llegó el fin del trabajo, pero Txus había
ganado 20 Bs, que representaban casi 5 dolares, al cambiarlas a pesetas se quedo pasmado, eran 500 pesetas, lo que significaba 8 meses de su salario como ingeniero en Altos Hornos, definitivamente había llegado a la tierra prometida.
Unos hermanos que viajaron en el barco, eran familiares de Pepe Arriaga, dueño del
bar El Chicote y del Cabaret Pasapoga y le habían ofrecido trabajo en cualquiera de los dos, Ubicados en la
plaza Venezuela y en la Av Urdaneta, respectivamente, ambos eran lugares de moda de la época donde asistía la
crema y nata de la sociedad caraqueña.
El trabajo que le ofrecieron, y que aceptó, era de cobrador, no tenía sueldo fijo, pero
de todas las cuentas que cobrará se quedaría con el 10%. El dueño le entregó
una cantidad ingente de facturas, servilletas y papeles firmados donde los
deudores reconocían la deuda. Txus organizó las facturas he hizo los cálculos y
cual cuento de la lechera empezó a hacer planes con la gran cantidad de dinero
que ganaría al cobrar las deudas. Pero su sorpresa fue mayúscula cuando
descubrió que a pesar de las hermosas casas donde vivían y los elegantes
sirvientes que atendían a su llamado, los deudores o no estaban o se negaban a
pagar. Relataba, riéndose, como uno de los más ilustres venezolanos, amos del
valle, que vivía en una hermosísima y
lujosa hacienda en Montalván. Lo recibió con
simpatía y amabilidad extrema, como gran amigo y después de invitarlo a
un "Wiski", mientras lo saboraeban y palmeandole la espalda le dijo “caballo, estoy limpio” “Caballo” era el término que se usaba para
demostrar camaradería y amistad. Después de un mes sin cobrar un centavo y
viendo sus sueños de ganancias rotos, Txus abandonó para siempre el difícil
trabajo de ser cobrador en Venezuela. País que como todos sabemos fue el
inventor de las excusas.
Pero no todo era trabajar, la
añoranza por la tierra que había dejado atrás
lo llevo al Centro Vasco de Caracas donde entró con sus amigos de viaje,
sus botas de montar, su pipa y un sweater cuello tortuga. Muchos lo consideraron bizarro por su indumentaria, no sabían que esta ropa
era prácticamente la única que poseía y que las botas eran, efectivamente, su
único calzado. Los recién llegados
pronto se hicieron habitués y se unieron a los jóvenes que hacían vida social y
política contra Franco,
A los 28 años, Txus inicio una nueva vida, en otro país, con otras
gentes pero el centro vasco representó siempre su identidad, su tierra y su
lucha por sus ideales de independencia y libertad para su pueblo. En esta
sucursal de Euskadi pudo, por primera vez, expresar a viva voz sus opiniones,
sus ideas, el Txus político estaba naciendo.
Notas de interes
En la columna "Asi son las cosas" de Oscar Yanes se reseña el Cabaret Pasagoda por ser donde bailó Isabel Peron y la colocó como pie para narrar la experiencia de Txus como vecino de Perón. pocos años despues de llegar y compartiendo un apartamento en la Av. Andrés Bello, con su mejor amigo del colegio y de viaje, se dieron cuenta que en el edificio de enfrente siempre se paraba un carro con policías que vigilaban y acompañaban a un, todavía no identificado, vecino. la presencia del carro los alertó y vigilantes empezaron a prestar atención, descubrieron que el vecino era el famoso general Perón que estaba viviendo en Venezuela invitado por Pérez Jiménez. Txus nos narraba lo patético que resultaba ver al general paseando con Isabel y sus perritos, con infulas de grandeza y sintiéndose observado y reconocido por todos. también, como continuamente llegaban jovencitas vestidas de uniforme a visitarlo y como al salir él las despedía en la escalera, saludando con su mano alzada como si se asomará al balcón de la Casa Rosada en buenos Aires.
Video de imagenes de la Caracas que recibió a Txus
Notas de interes
En la columna "Asi son las cosas" de Oscar Yanes se reseña el Cabaret Pasagoda por ser donde bailó Isabel Peron y la colocó como pie para narrar la experiencia de Txus como vecino de Perón. pocos años despues de llegar y compartiendo un apartamento en la Av. Andrés Bello, con su mejor amigo del colegio y de viaje, se dieron cuenta que en el edificio de enfrente siempre se paraba un carro con policías que vigilaban y acompañaban a un, todavía no identificado, vecino. la presencia del carro los alertó y vigilantes empezaron a prestar atención, descubrieron que el vecino era el famoso general Perón que estaba viviendo en Venezuela invitado por Pérez Jiménez. Txus nos narraba lo patético que resultaba ver al general paseando con Isabel y sus perritos, con infulas de grandeza y sintiéndose observado y reconocido por todos. también, como continuamente llegaban jovencitas vestidas de uniforme a visitarlo y como al salir él las despedía en la escalera, saludando con su mano alzada como si se asomará al balcón de la Casa Rosada en buenos Aires.
Video de imagenes de la Caracas que recibió a Txus
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